A mi abuela,
que vivió cien años
Las niñas de Balmaceda no arrullan muñecas Barbie
no promocionan pañales de papel
ni van a la catedral los sábados
a compartir la hostia de los ricos
Las niñas de Balmaceda mecen a sus hermanos
tejen coronas con ramas de sauce
y son inmensamente felices
tanto que se olvidan del hambre y del olvido
Las muchachas de Balmaceda se casan en abril
con hombres que conocieron en marzo
hombres de manos ásperas
que las doblan en edad y en tristeza
Las mujeres de Balmaceda crían hijos en el polvo
y para el polvo
crían los suyos
los de otras
y los lanzan al mundo como plumas al río que va a ninguna parte
Las mujeres de Balmaceda aman a hombres de piedra
aman como van al mercado en bicicleta
y luego envejecen alrededor del brasero
cebando mates al anochecer
mates que humedecen e iluminan
las historias simples de la cuadra
Las mujeres de Balmaceda no conocen los espejos
se peinan con esqueletos de pescado
y lloran lloran lloran
para que sus lágrimas renueven los surcos resecos de la cara
Las mujeres de Balmaceda no saben de letras
de filosofía ni de liberación
se queman las pestañas zurciendo calcetines
son especialistas en química de ollas
y Mesías para repartir un plato vacío
entre veinte chiquillos hambrientos
Rodrigo Jara Reyes (Talca,Chile,1966). Profesor de Estado en Historia y Geografía por la Universidad de Talca. Poeta, novelista y autor de relatos.