Oh agua arropada por las hojas del sol;
Oh luna engalanada
Con el toque del clarín.
Soñolientos los día,
Taciturnos los oleajes de la hora;
Breve brisa de la mañana
Y rocío de la tarde.
El clarín, clarín canta tus locuras,
El corazón amolda el pan
Y la boca de rocío
Envenena las horas.
Pues apesadumbrados
Están mis entrañas,
Locas mis ilusiones;
Pero el tren se oye llegar
Y te bajas, oh gorrión,
Y te lanzas como fiera
A los brazos de tu amor.
Leopoldo García-Alas y Ureña, más conocido por su sobrenombre Clarín (Zamora, 1852 – Oviedo, 1901). Doctor en Derecho civil y canónico. Catedrático de Derecho Romano y de Derecho Natural en la Universidad de Oviedo. Periodista, novelista, autor de relatos y ensayista.