Sí, puedo escribir trigo,
y trémulo, y de oro,
pero nunca una espiga
brotará de mi verso
como brota del surco.
Puedo escribir jilguero
y trina, pero nunca
sonará en mis poemas
ningún canto.
Nunca nuestras palabras
cautivarán las cosas.
Se acercarán a ellas,
les girarán en torno
como una brisa débil…
y volverán vacías.
Con un perfume acaso,
con un eco, con una
memoria desvaída…;
pero las cosas siempre
quedarán en su mundo
y las palabras nunca
serán más que palabras.
Aniversario
Eran casi las nueve cuando reapareciste.
Yo te esperaba tejiendo y destejiendo
-Lee Konitz al fondo-
suplementos semanales ya algo rancios.
Veintitrés años juntos. Suficiente
para que imaginase lo que iba a llegar contigo:
un beso (con tu clásico acento de disculpa)
y un "quita ya esa música horrible".
100% de acierto.
Estaban en casa sólo los dos pequeños;
los demás, arrebatados por la fiebre
del sábado noche.
Tampoco el frigorífico andaba muy brillante:
una bolsa de patatas congeladas
y dos tetrabriks de zumo de tomate.
Mientras tú trajinas con la freidora
pongo el mantel frente al telediario.
"Feliz aniversario". Una gran fuente de patatas fritas
y zumo de tomate. Y en el segundo sorbo ya
viene a mí el furor poético:
"La Felicidad consiste
en no ser feliz
y que no te importe".
Miguel d'Ors (Santiago de Compostela, 1946). Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Navarra y profesor de Literatura Española en la Universidad de Granada. Ensayista y poeta. Premio Nacional de la Crítica en 1987. Sus poemas han sido traducidos a varias lenguas.