Francisco de Quevedo

 Francisco de Quevedo, atribuido a Van der Hamen
Amor constante más allá de la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.




Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, conocido como Francisco de Quevedo (Madrid, 15801 – Villanueva de los Infantes, 1645). Poeta, dramaturgo, novelista, ensayista, crítico literario y traductor. Ostentó los títulos de señor de La Torre de Juan Abad y caballero de la Orden de Santiago.